Este tipo de pasteles, tan comunes en muchas cocinas, constituyen un entrante estupendo y fácil de hacer. Cuando tengo invitados en casa, ya sea para una cena o para tomar una copa, preparo estos pasteles, si son como entrante los hago de tamaño grande, si son para aperitivo o tapa, los elaboro a la mitad de su tamaño.

Esta receta originalmente se servía en mi restaurante con un relleno de cebollas caramelizadas al vino tinto y queso de cabra. Parece un plato sofisticado, pero es muy sencillo de elaborar si utilizamos las planchas de hojaldre comprado, que los hay muy buenos en el mercado.

Una forma de adelantar el trabajo, si necesitamos una cierta cantidad, es preparar los hojaldres, hornearlos y guardarlos en la nevera envueltos en un paño blanco y en una caja hermética. Así se nos conservarán unos dos o tres días en perfectas condiciones.