Croquetas de pollo y cebolla caramelizada muy cremosas

Ponemos el pollo en la sartén con un poco de aceite y lo cocinamos. Después lo cortamos en daditos de pequeño tamaño.

Pochamos la cebolla en cuadraditos a fuego medio-bajo hasta que se torne de un color dorado. Entonces añadimos una cucharadita de azúcar y esperamos a que caramelice sin dejar que se queme.

Una vez hecho el relleno pasamos a realizar la bechamel poniendo la margarina con el aceite a fuego medio hasta que la primera se derrita por completo.

Entonces añadimos la harina y la integramos hasta que no quede ninguna partícula de harina

Añadimos un vaso del total de la leche habiéndolo calentado primero para evitar que se formen grumos. Lo integramos hasta que no quede ningún grumo.

Echamos el resto de la leche a la preparación y removemos hasta que espese, y tenga una textura que al remover con la cuchara se pueda ver el fondo de la sartén durante uno o dos segundos.

Salpimentamos al gusto y ponemos nuez moscada, además de añadir el pollo y la cebolla.

Ponemos la mezcla en una fuente y la dejamos en la nevera tapada con un film a piel durante unas 4 horas, aunque a mí me gusta dejarlo toda la noche.

Lo sacamos de la nevera y damos forma a las croquetas que pasaremos primero por pan rallado, huevo y después de nuevo por pan rallado.

Las dejamos reposar media hora y empezamos a freírlas en abundante aceite de girasol teniendo cuidado de que se cubran completamente de aceite. Dejamos que se doren y las escurrimos sobre papel absorbente.

Y por último solo queda disfrutar de unas maravillosas croquetas.