Para ello ponemos la nata en la Mambo, no hace falta lavar la jarra de los restos de galletas. Programamos 15 minutos a velocidad 1, a 100 grados y potencia de calor 4. Cuando haya cogido la temperatura, unos 3 minutos después, añadimos por el bocal el azúcar y un par de minutos después la pasamos y agregamos el queso crema. Cerramos y subimos la temperatura a 5 y le añadimos los sobres de cuajada (quedan unos 5 minutos de los 15 iniciales). Lo vertemos sobre el molde con ayuda de una cuchara.

Es conveniente al verter la mezcla sobre una cuchara para evitar romper la base de galletas con el calor. También se pueden echar todos los ingredientes a la vez en la jarra con las cuchillas y programar 12 minutos, a 100 grados, velocidad 4. Así ahorramos tiempo, pero de la otra manera parece que queda más cremosa aún. La volvemos a dejar en el frigorífico, mínimo 4 horas antes de añadir la capa de gelatina de mango, aunque lo ideal es de un día para otro.

Para la capa de mango primero tenemos que hacer mermelada casera. Para ello ponemos en un cazo toda la pulpa del mango triturada, le añadimos 100 gr de azúcar y el zumo de medio limón para que espese más rápido. Y vamos removiendo hasta que empiece a consolidarse y soltando su líquido. Estará en su punto en unos 20 minutos. Cuando esté templada le añadimos el sobre de gelatina de fresa en polvo y removemos a conciencia hasta que se haya integrado. Ya la tenemos lista para añadirla a la tarta.

Vertemos la capa de gelatina de mermelada de mango sobre la superficie de la tarta con ayuda de una cucharada para no estropear el relleno, y lo metemos en la nevera para que cuaje. En unas cuatro horas estará perfectamente cuajada.

Ya podemos desmoldar una vez comprobado que la gelatina está completamente cuajada. Me encanta el color rojo intenso que se obtiene al combinar el naranja del mango con la gelatina de fresa. Lista, queda tan bonita y brillante que no hace falta más decoración. Buen provecho a todos y Feliz San Valentín.