Empezamos agrupando todos los ingredientes. Echamos en la picadora los pistachos y trituramos, podéis hacerlos casi harina o dejar algún trozo más grande (reservamos). Forramos una bandeja apta para horno con papel sulfurizado y ponemos a precalentar el horno con calor arriba y abajo a 180 grados.

En un bol echamos la mantequilla y el azúcar moreno, la mantequilla tiene que estar a temperatura ambiente (10 segundos en el microondas si la sacáis del frigorífico) y mezclamos con ayuda de unas varillas eléctricas. Incorporamos el huevo y batimos bien hasta integrar todo. Agregamos la esencia de vainilla y mezclamos bien.

Incorporamos la harina, la levadura química y la sal tamizadas y mezclamos bien con ayuda de una espátula, hasta que no queden restos de harina. Agregamos los pistachos que habíamos reservado y volvemos a mezclar. Incorporamos las pepitas de chocolate y volvemos a mezclar de forma envolvente para que se extiendan por toda la masa.

Vamos cogiendo porciones de la masa, del tamaño de una nuez, y vamos haciendo bolitas que colocamos en la bandeja que habíamos forrado, dejando una separación de 2-3 dedos. Aplanamos nuestras galletas con la palma de la mano. Llevamos al horno.

Dejamos que nuestras galletas cojan un ligero color dorado, unos 12-15 minutos y sacamos del horno. Dejamos reposar 5 minutos en la bandeja y luego las pasamos a una rejilla para que enfríen.

Una vez que las galletas han enfriado, vamos con la decoración. Derretimos el chocolate y la mantequilla (al baño María o en el microondas) y con ayuda de una cucharita, (mejor un biberón de cocina o manga pastelera), decoramos las galletas. Dejamos que enfríe el chocolate (podéis meter las galletas 20 minutos en la nevera para que la decoración se solidifique antes).

Ya tenemos nuestras galletas listas. Ya veréis qué ricas quedan. Espero que os gusten!! Si se guardan en una lata aguantan 5-6 días en perfecto estado.