La noche anterior pondremos los garbanzos a remojo, en agua templada. Unas 12 horas estarán así.

Pediremos una sepia del tamaño citado, y nos la trocearán. Para que salpique menos, la podemos secar con un papel de cocina y así quitarle agua. Ponemos aceite a calentar y al estar bien caliente añado la sepia troceada. La salteas, saca la sepia y la reservas. Por otra parte haces el caldo con la pastilla y los vasos de agua.

Troceamos menuditos cebolla, ajo y pimientos y los pochamos en el mismo aceite de la sepia.

Al estar pochados estos ingredientes, añado el tomate rallado. ¿Que no tienes rallador? pues lo pelas y lo bates y así se lo echas al sofrito. Añado entonces la sepia y el vino blanco. Deja unos minutos que se evapore el alcohol.

Entonces añade el caldo. Fuego fuerte, y cuando comience a hervir añado los garbanzos, el pimentón, el comino, la guindilla, la sal y la patata partida por la mitad (opcional, servirá para espesar la salsa)

Desde que comience a hervir, con olla clásica, serán 2 horas de fuego lento de ebullición. Si tienes olla a presión hablamos de 40 minutos y si es olla súper-rápida 20 minutos.

Se vigilará el agua. Que no falte. El guiso ha de quedar caldoso, pero no una sopa. Se añadirá líquido según vaya pidiendo.

En los últimos 15 minutos, se añadirá una ramita de hierbabuena.

Si te gusta el caldo más espeso, puedes triturar la patata con un poco del caldo y lo añades de nuevo a la olla, dándole un pequeño hervor para que ligue.

Naturalmente, como casi todo guiso, hecho el día anterior sale más sabroso

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