Hojaldre de sardina marinada en pomelo con salsa criolla

Para el hojaldre. En la amasadora pondremos la harina, agua y sal y amasamos hasta que sea una masa fina y homogénea. La filmamos y dejamos 15 minutos en la nevera.

Envolvemos la mantequilla con la masa en forma de paquete doblando los cuatro laterales hacia dentro de forma que quede dentro y bien tapada que no se salga.

Con un rodillo aplanamos la masa. La ponemos entre dos papeles vegetales y guardamos 30 minutos en la nevera.

La sacamos de la nevera y hacemos dos pliegues como se ve en las fotos.

Una vez la tengamos como la segunda foto, con el rodillo la aplanamos y volvemos a dejar 30 minutos en la nevera. Ahora se trata de repetir este proceso las veces que querais. Cuanto más pliegues mejor, más capas tendrá el hojaldrado. Con 5 o 6 ya está bien.

Cuando tengamos los pliegues que queramos, estiramos bien la masa y hacemos bandas de ración. Las guardamos en la nevera mientras se precalienta el horno a 190°.

Pintamos con huevo y horneamos hasta que estén doraditos. Podemos pinchar un poco con un tenedor para que no suba mucho, que en esta receta no nos interesa. Reservamos.

Vamos ahora con las sardinas. Les pedimos al pescadero que nos las limpie bien y las filetee. Sino, podemos hacerlo en casa limpiando bien de espinas y sangre. Las secamos bien y las ponemos en un tupper y las congelamos 4 días. Para evitar el anisakis, puesto que no las vamos a cocinar.

Las descongelamos lentamente en la nevera. Las limpiamos bien con agua de nuevo y secamos bien. En un bol, mezclamos mitad y mitad de sal y azúcar. Suficiente cantidad para cubrir todas las sardinas.

En un tupper ponemos una base de la mezcla, encima las sardinas y cubrimos con otra capa de la mezcla. Tapamos y dejamos en la nevera 6 horas.

Después sacamos las sardinas y las pasamos debajo del grifo para quitar toda la sal y azúcar.

Hacemos una mezcla con los ingredientes de la segunda marinada y sumergimos en ella las sardinas. Dejamos en la nevera unas 12 horas. Yo la dejé toda la noche.

Al día siguiente, las escurrimos de nuevo y las ponemos en un plato hondo cubiertas de aceite de oliva hasta la hora de servir.

Picamos en brunoise los pimientos y cebolla, mezclamos con las especias, sal y un poquito de aceite y vinagre al gusto.