Abrir las vainillas por la mitad, a lo largo, con un cuchillo y raspar la pulpa. Echar la pulpa de vainilla en el vaso y añadir el resto de ingredientes. Batir 40 segundos, velocidad 5 con el medidor puesto. Echar la masa en la mesada espolvoreada con harina y formar una bola. Separarla en tres o cuatro trozos, envolverlos por separado con film y guardarlos en la nevera una hora.

Retirar los trozos de masa de la nevera, a medida que se los va a emplear. Estirarlos con rodillo hasta que queden con un grosor de 3 o 4 mm. Cortar las galletas con los moldes de animales y ponerlas en asadera con papel vegetal, una al lado de la otra. Hacerles los ojitos con bolitas pequeñas de masa. Enfriarlas una hora en la nevera para que queden firmes ya que la masa es bastante blanda, y cocinarlas en horno precalentado a 180°.

Retirarlas del horno y dejarlas enfriar a temperatura ambiente. Estas galletas que llevan harina de repostería se levantan un poquito durante la cocción, a diferencia de las que preparé con harina común que conservan su forma plana.

Para hacer el glaseado batir en un bol el azúcar glas y la clara de huevo. Si fuera necesario añadir unas gotitas de agua para lograr la consistencia necesaria para cubrir las galletas.

Hacer un borde de glaseado a cada galleta y luego cubrirla sin salir de dicho borde. Dejar secar. Separar un poco de glaseado blanco y darle color beige con una gotita de colorante marrón. Pintar las orejas y ojos a los conejos.

Realizar el mismo procedimiento anterior con el resto de galletitas. A las vacas se les hace manchas negras y se dejan sacar.

En las galletas de esta receta los ojitos son de masa, pintados con glaseado blanco y con puntitos de glaseado negro. En otras galletitas los hice directamente con glaseado, y otra opción, es comprar los ojos de azúcar que vienen de diferentes tamaños.