Lavamos las espinacas, las picamos y las salteamos en una cazuela con un poco de aceite de oliva, apartamos la cazuela del fuego y reservamos.

En una sartén con aceite de oliva, ponemos los dientes de ajo y la cebolla previamente pelados y picados pequeños, lo dejamos pochando hasta que veamos que la cebolla está transparente.

Agregamos la carne de pollo que previamente habremos picado en la picadora, podéis usar la parte del pollo que queráis, yo he usado muslos deshuesados porque no son tan secos como la pechuga. Dejamos rehogar hasta que la carne esté hecha.

Agregamos lo de la sartén (cebolla, ajos y pollo) a la cazuela con las espinacas junto con los tomates cortados pequeños y mezclamos todo muy bien unos minutos. Lo pasamos todo a un recipiente de horno.

Para hacer la salsa velouté colocamos la harina en una sartén con un chorrito de aceite y la cocinamos un poco para quitarle el sabor a harina, vamos añadiendo el litro de caldo poco a poco a la vez que vamos mezclando con unas varillas (no os preocupéis si os quedarán grumos), una vez añadido el litro de caldo continuamos removiendo hasta que el caldo hierva y se nos espese la salsa (como en una bechamel), en caso de que nos hayan quedado grumos le pasamos la batidora y listo.

Echamos la velouté en la fuente del horno donde tenemos las espinacas y el pollo, añadimos perejil picado por encima y lo metemos al horno a gratinar hasta que se tueste por arriba. La receta no lleva queso por encima para gratinar pero por supuesto que si le queréis ponerle y gratinar con queso podéis hacerlo. Esta espectacular!!