Orehnjača (Rollo de nueces croata)

En primer lugar, preparamos la levadura. Mezclamos el azúcar con la leche, esparcimos por encima la levadura y la dejamos reposar en un sitio tibio hasta que suba.

Preparamos el relleno. Mezclamos todos los ingredientes en una cacerola, agregando canela al gusto, y lo ponemos a fuego bajo (si nos es más fácil ponemos en primer lugar la mantequilla para que funda, y enseguida añadimos los demás ingredientes).

Cocinamos el relleno (siempre a fuego bajo) hasta obtener una masa cremosa; el relleno no debe quedar ni muy líquido ni muy seco. Según sea el caso, se puede agregar leche o pan rallado para obtener la consistencia deseada. Dejamos enfriar.

A continuación, elaboramos la masa. Mezclamos la mantequilla derretida, la yema de huevo, la sal, la ralladura de limón y la leche tibia. Colocamos la harina en un bowl y le hacemos un hueco en el centro.

Vertemos la mezcla anterior junto a la levadura preparada y mezclamos con un tenedor hasta que podamos trabajar la masa con las manos.

Amasamos agregando leche tibia solo en cantidades necesarias (en caso de no ser necesaria, no agregamos más leche; si queda pastosa, agregamos harina) para obtener una masa que podamos trabajar y golpearse hasta que se despegue de las manos y del recipiente. Dejamos reposar.

Dividimos la masa en dos partes, la colocamos sobre una superficie enharinada y la estiramos hasta que forme dos cuadrados (o rectángulos) de un espesor aproximado de 1 cm.

Colocamos el relleno sobre esta masa y arrollamos haciendo una presión uniforme para que queden los menos huecos posible.

Colocamos los rollos sobre una bandeja sobre la que hemos extendido una ligera capa de mantequilla, con bastante separación entre ellos, y los aplastamos un poco a lo ancho. Los tapamos con un paño y los dejamos reposar en un sitio tibio hasta que aumenten (aproximadamente) la mitad de su tamaño.

Pintamos los rollos con un huevo diluido con agua y los metemos en el horno, que previamente hemos calentado a 190 grados, durante un tiempo que puede oscilar entre 30 y 45 minutos (hasta que se doren).

Dejamos enfriar, y, para servir, cortamos en rodajas de 1 cm aproximadamente de grosor. ¡A disfrutar!