Primero mojamos las rebanadas de pan en la leche, escurrimos y ponemos en un bol. El bol mejor que sea grande porque ahí vamos a mezclar todos los ingredientes.

Salpimentamos la carne picada y añadimos al bol con el pan de molde remojado.

Añade los huevos (no es necesario que estén previamente batidos)

Añade los dientes de ajo bien picados.

El queso rallado puedes añadirlo o no, este paso puedes omitirlo si no eres muy fan. Con el queso, le vas a aportar una cremosidad a las albóndigas increíble. Y es que, esta vez, las vamos a hacer con carne de pavo o pollo, que es más seca que la de cerdo o ternera al no tener tanta grasa. Pero para mi, es una opción más saludable y por eso la prefiero. Así que al lío, y si quieres, añade un buen puñado de queso rallado. Si es especial para fundir, mejor.

Si eres muy fan del queso, tienes la opción de rallar un queso más intenso, de oveja, o cabra por ejemplo. O incluso añadirlo en dados si no te importa encontrarte los trocitos.

Lavate bien las manos y ponte manos a la obra. Mezcla bien todos los ingredientes hasta que se te quede una pasta. Cubre con film transparente, papel aluminio, un trapo o lo que prefieras y reserva. Yo lo preparo el día antes para que la carne absorba todos los sabores del resto de los ingredientes. Pero con media horita o 1 hora también vale.

Puedes enharinarlas y pasarlas por la sartén o ponerlas en una bandeja de horno. Si prefieres una receta más saludable, elige la segunda opción. Yo las pongo en la bandeja a 200° y las dejo unos 10 minutos. Las saco y las doy la vuelta y las dejo 5 minutos más. Este paso es muy a "ojo" porque dependerá del tamaño. Pero recordad que no es necesario que estén cocinadas del todo. Solo queremos dorarlas.

Cuando las tengamos en el horno, o cuando las hayamos sellado en la sartén, empezamos con la salsa. En una cazuela, ponemos un chorro de AOVE o si lo preferís, aprovechad el aceite donde habéis frito las albóndigas. Lo colais bien y así aprovechamos los jugos de la carne. Ponéis los dientes de ajo bien picados. Añadimos la cebolla y salpimentamos para que la verdura sude y se cocine antes. Cocinamos hasta que la cebolla esté transparente.

Una vez evaporado el alcohol, añade el caldo de verduras y rectifica de sal si es necesario.

Deja cocinar durante 10 minutos a fuego medio/bajo. Yo lo tapo para que no se evaporen los aromas y se concentren los sabores.

Si te gustan las salsas con sus tropiezos, ya la tendrás lista. Si la quieres más espesa, cocina un poco más. Si tienes peques o te gustan las salsas más finas, tritura todo a tu gusto y devuelvelo a la cazuela.

Acompaña con unas patatas fritas. O si prefieres una opción más saludable, una ensalada o un puré de patata casero y sin mantequilla, puede ser una buena opción!