Pon en una cacerola la leche a calentar con la piel del limón y las ramas de canela. Pon el fuego medio y le das unas vueltas.

Mientras, echas el arroz en un colador, lo lavas bajo el grifo de agua fría y debajo pones un recipiente para que controles el agua que va cayendo del arroz. En el momento que veas que el agua sale transparente cierras el grifo y dejas que se escurra bien.
Cuando la leche empiece a calentarse, agregas el azúcar y remueves hasta que se disuelva. En cuanto empiece a hervir, añades el arroz y vuelves a remover bien para que no se apelmace

Pon el fuego bajo y dejas que cueza unos 35 minutos, al principio tienes que remover cada 5 minutos, pero cuando empiece a hincharse lo tienes que revolver con más frecuencia para que no se pegue.
Pasado ese tiempo y si el arroz está hecho, lo retiras del fuego, quitas la piel del limón y la canela.

Ahora añades la mantequilla cortada en dados y remueves bien hasta que se integre totalmente con el arroz.
Deja que repose 5 minutos y si ves que tiene mucha leche le puedes dejar más tiempo hasta que esté a tu gusto. Repártelo en recipientes y decóralo con canela.

Usa leche entera fresca, que puedes encontrar en cualquier supermercado, para que quede más meloso.
El arroz que da mejor resultado es el redondo de toda la vida.
Ten en cuenta que cuando retires el arroz del fuego va a seguir absorbiendo leche así que es conveniente que tenga un poco de leche para que no se quede demasiado espeso y seco.

Cuando cortes la piel del limón, ten cuidado en no quitar la parte blanca para que no amargue.
Mientras se va enfriando sigue removiendo para que quede más sabroso.