Por lo que he leído el calabacín (Cucurbita pepo) llegó a Europa desde el Nuevo Mundo y, desde entonces, esta hortaliza se ha hecho muy popular.
El consumo de calabacín en nuestra dieta nos ayuda a bajar el nivel de colesterol y, de igual modo, sus altos niveles de vitaminas A y C también contribuyen a la disminución del riesgo de la aterosclerosis, a mantener una piel sana y a luchar contra los radicales libres dañinos (responsables de causar el envejecimiento de la piel, provocando la aparición de manchas y arrugás). Uno de los mejores beneficios para la salud es el fortalecimiento de nuestros ojos (gracias a la luteína y la zeaxantina) que garantizan que nuestros ojos estén a salvo de los efectos peligrosos de los rayos solares y previenen la degeneración macular asociada a la edad. También es eficaz para el control de peso debido a su saludable combinación de alto contenido en fibra y agua y un bajo contenido de calorías (muy apto para las dietas de control de peso —como curiosidad, el calabacín tiene casi la mitad de calorías que la misma cantidad de coles de Bruselas o de brócoli—). Gracias a su alto contenido en agua, la aplicación externa de calabacín crudo (o de pepino crudo también) facilita la eliminación de las bolsas alrededor de los ojos.
¡Viva el calabacín!

(Sumamos esta receta al homenaje de una de las hortalizas por excelencia del huerto de verano: el calabacín).

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