Para hacer la crema pastelera calentamos la leche de almendras con la rama de canela y la piel de limón. Cuando hierva, apagamos el fuego, tapamos y dejamos infusionar mínimo 1 hora. Yo lo dejo enfriar y lo dejo toda la noche en la nevera.

Una vez infusionado, colamos y lo ponemos a calentar a fuego suave. Mientras en un bol mezclamos las yemas, 2 c.s. de esta leche de almendras infusionada y la maicena removiendo bien para que no tenga grumos.

La traspasamos a un recipiente, la filmamos a contacto y reservamos.

Ahora toca hacer el bizcocho genovés. Precalentamos el horno a 180° y camisamos un molde de 18 cm. A mí me gusta ponerle papel vegetal que sobresalga por lo alto del molde.

Blanqueamos los huevos y el azúcar en la amasadora con el accesorio de las varillas hasta que tripliquen el tamaño. Unos 10 minutos aproximadamente.

Después incorporamos la harina tamizada por tandas y la mezclamos con movimientos envolventes con una espátula para que no se baje la masa.

Disponemos la masa en el molde y horneamos hasta que esté doradito y al hacer la prueba del palillo este salga limpio. Reservamos en rejilla hasta que se enfríe y desmoldamos.

Yo lo suelo hacer de un día para otro y lo filmo para que coja consistencia y así sea más fácil cortarlo y rellenarlo.

Tostamos las almendras en una sartén al fuego vigilando que no se quemen. Reservamos.

Con los ingredientes fríos, es el momento de montarlo.

Cortamos el bizcocho a la mitad y ponemos en medio una capa de la crema. Tapamos y cubrimos con otra capa.

Yo lo volví a poner en el molde con acetato por el lado. Después puse las frambuesas por toda la circunferencia exterior, luego otra de arándanos y cubrí el resto de la superficie con las almendras.

Se guarda en la nevera filmado hasta la hora de servir momento en el cual se puede espolvorear con azúcar glass.