Angel cake

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Santiago de Compostela

Realmente el truco de esta receta es el enfriado.

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Ingredientes

  1. 9claras de huevo o 300 gramos de las que se compran listas
  2. 90 gramosharina
  3. 170 gramosazúcar glas
  4. 1 pizcasal
  5. 1 cucharaditaesencia de vainilla

Paso a paso

  1. 1

    Hay quien usa cremor tártaro para que las claras se mantengan a punto de nieve, pero he comprobado que, si está bien hecho, no hace falta. Lo primero que se hace es tamizar la harina y el azúcar. Pero no junto, que cada uno se utiliza en momentos diferentes. Los tamizamos unas cuatro veces cada uno. ¿Que no tenemos tamiz? Ja, ahí tenemos uno de nuestros imprescindibles- el colador-.

  2. 2

    Después de ello, habrá que montar las claras. Ya sabéis el truco para que queden bien montadas: todo limpito, limpito, las claras a temperatura ambiente y una pizca de sal.

  3. 3

    Pues a la, a batir las claras. Bien batidas, muy bien muy bien. Pero quietos paraos. A mitad del “montaje” de las claras, supongo que se llamará así, ¿no?, que se pronuncien los filólogos, tenemos que echarle la mitad del azúcar glass. Pero poco a poco que si se echa de golpe se nos va el trabajo y el dinero a freír espárragos.

  4. 4

    Eso sí, el azúcar glass, que sea comprado. Aunque soy muy dada a evitar comprar por comprar, y que siempre que hay alternativa la intentemos en casa, en este caso no va a ser así. Ni con la Thermomix. No olvidemos que el motor de la thermomix calienta el propio vaso y, de esta manera, nos humedece el azúcar, con lo que quedaría todo hecho un churro.

  5. 5

    Así que, a darle de comer a los de Blanquilla o la marca que sea. Bueno, íbamos por las claras. Montamos, echamos azúcar y seguimos montando hasta que seamos capaces de dar la vuelta al bol- uno de nuestros imprescindibles- y que no se nos caigan las claras. Pero no un segundo, eh?. Hay que estar un ratito bueno.

  6. 6

    Ahora mezclaremos las claras con la harina y la esencia de vainilla. Poco a poco, con movimientos envolventes. Olvidaros ya de la batidora. Ya ha hecho su función. Ahora hay que mezclar con las varillas de cocina. Sí, ya sé que no lo he puesto como imprescindible, pero son imprescindibles, no la lista de la compra de la que no se puede salir si no se nos desbarata la economía del mes.

  7. 7

    Por último, tendremos que echar toda la mezcla en el molde ¡sin engrasar! y meterlo en el horno a 180 ºC sobre una hora. Igual que las cantidades en repostería hay que respetarlas como quien respeta las normas de tráfico, es decir, todas, en el caso de las cocciones, es más bien a ojímetro. Eso sí, acordaros siempre, siempre, que cuando se hace un bizcocho no se puede abrir el horno la primera media hora.

  8. 8

    ¿Y cómo sabemos que el bizcocho está? Pues metiendo de vez en cuando un cuchillito en la zona central del bizcocho. Cuando salga limpio del todo, ya está. Eso sí, entre una y otra vez, hay que limpiarlo, eh? que sino, de nada nos vale. Una vez que está, lo quitamos del horno y lo ponemos a enfriar.

  9. 9

    Como dije en su momento, boca abajo y con algún soporte que lo tenga levitando, hasta que enfríe de todo. Aquí no nos valen las prisas. Ahora a comer, y ya me diréis si sois capaces de comer sólo un trocito.

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Caricatura gris dibujada a mano de una cámara y una sartén con estrellas saliendo de la sartén

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Santiago de Compostela
Antes de nada os presento mi blog: http://www.lacocinademinia.es/Con esta página no pretendo sumar otra más al amplio mundo de páginas de recetas, sino que quiero ir algo más allá, a través de recuerdos, de reflexiones, trucos, consejos, gustos, etc. Al fin y al cabo, el momento de la cocina es un momento para estar con uno mismo y da lugar a pensar en infinidad de cosas.Mucha de la gente que ha pasado por mi mesa a comer me ha comentado la idea de abrir un restaurante…¡¡¡¡noooo!!! ¡Qué forma de odiar la cocina!. Al igual que me han insinuado que me presente a un concurso de cocina. Al próximo que me diga que me pesente a un concurso de cocina lo mando al Gran Hermano.Sí que es cierto que tengo dos estados diferentes en la cocina: disfrutándola- normalmente fines de semana y cuando viene gente a comer a casa-, y odiándola- cuando tengo que pensar TOOOODOS los días el menú del día siguiente-.Y cuando digo pensar, no sólo es pensar en lo que hacer de comer, sino repasar mentalmente los ingredientes que tengo en el congelador, en la nevera, en la despensa, los que tendría que comprar en caso necesario, en qué momento puedo ir a comprar, si antes o después de recoger a los niños en el cole, o entre que van a una clase o a otra,… ¡¡Lo odio!! Pero no por ello odio cocinar.Empecé este proyecto como terapia y porque, como dice mi madre, soy un “culo inquieto”. Siempre tengo que tener algo en mente y si supone un reto para mí, mejor. Como terapia, me ha servido, y con creces. Estoy teniendo mejor acogida de lo que esperaba y además, tengo a la familia encantada. Todos los días comen algo diferente. No os creáis que las fotos me las saco de internet, no. Las fotos son hechas por mí de platos cocinados por mí, lo cual me obliga a cocinar variado, aunque bien es cierto que no es muy diferente de lo que cocinaba anteriormente.
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