En primer lugar separamos las yemas de las claras de los seis huevos con cuidado.

Seguidamente pasamos las yemas por un colador para eliminar las impurezas y restos de clara que puedan quedar, y las reservamos en un cuenco mientras preparamos el siguiente paso, el almíbar.

Para ello rellenaremos con las yemas una jeringuilla de plástico (sirven las de las medicinas infantiles que no se hayan utilizado).

Transcurridos unos segundos sacamos el huevo hilado con una espumadera y lo echamos en un bol de agua con abundante hielo que habremos preparado previamente. Lo sacamos rápidamente y lo vamos colocando en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de agua.

Vamos repitiendo la operación hasta acabar con las yemas. Es fácil si no nos despistamos y hacemos una tanda detrás de otra a un ritmo constante. Tampoco debemos dejar el huevo hilado más de unos segundos en el hielo para que no pierda el dulzor.

Veréis como resulta bastante sencillo cuando tengamos agilidad con la jeringuilla y sigamos los pasos uno a uno sin detenernos demasiado para que no se nos caliente excesivamente el almíbar. Espero que disfrutéis de esta receta tanto como nosotros en cualquier época del año, ¡buen provecho a todos!