Lo primero es picar el perejil. Yo lo dejé bastante grandecito, procurando quitar la mayoría de tallos y dejar más hojas. Entre otras cosas porque me gusta guardar algunos para dárselos a mi conejita 🐰 😊

Ponemos a calentar aceite en una sartén. Sé que otras personas suelen usar más, pero yo procuro en la medida de lo posible usar el mínimo.

Tuvimos la idea feliz de probar a echarle cebolla picada y salteada. Y aunque para mi gusto no le hacía falta le daba un punto a la textura interesante.

Batimos los huevos con las especias en un plato con ayuda de un tenedor. A mi me encanta que quede lo más sencilla posible, de modo que solo uso sal y pimienta aunque podría perfectamente admitir otras para hacerla más especial.

Si es la primera vez que bates huevos con un tenedor te recomiendo poner la sartén a fuego bajo o no saltear ni la cebolla ni el perejil antes de tener bien batido el huevo. Así te evitarás sustos aunque ver que la sartén está caliente puede ser un buen aliciente para darle con esmero al tenedor!

Con la cebolla ya pochadita añadimos el perejil y una pizca de sal.

Lo vamos moviendo para que se reparta el calor y así pochar el perejil también. A fuego medio.

Cuando esté bien hecho añadimos los huevos batidos y con ayuda de una cuchara de madera o una espátula compactamos el perejil y la cebolla para que quede todo bien distribuido. No pasa nada si sobresale un poco, y menos si sois novatos como yo y os pasáis al bando de la entropía.

Al cabo de unos 5 minutos empezará a estar hecho el fondo. Normalmente hubiera apurado un poco más por miedo a que se rompiera, pero contaba con ayuda experimentada. Con una buena sartén caliente, aceite y paciencia se saca. Colocáis el plato sobre la sartén boca abajo y dais un rápido giro presionando el plato contra la sartén, como si tuvieseis miedo de que se escapara.

Acercamos el plato y con ayuda de una pala de madera empujamos con cuidado y dejando deslizarse la tortilla de nuevo a la sartén. Aquí ya basta con dejarla cocinar hasta que queda bien hecha. Una vez está bien sellada podéis darle la vuelta con más facilidad y dorar un poco más la otra cara.

Finalmente servimos en un plato. A veces se me antoja con un toque de pimienta extra, así que saco el molinillo a la mesa y la acompaño de pan tostado con aceitito y/o una ensalada de tomate.

Otra versión es ponerle jamón cocido cortadito en trozos al gusto en lugar de cebolla.