Lavamos las naranjas, las troceamos en cuatro trozos y les quitamos los huesos. Las echamos directamente a una olla conforme las vamos limpiando.

Esterilizamos los tarros. Los introducimos en una olla y los ponemos a hervir en agua. Cuando comienza a hervir lo retiramos y escurrimos.

Exprimimos la naranja y añadimos el zumo junto al azúcar y lo ponemos a calentar. Lo movemos continuamente para integrar el contenido y para que no se pegue. Al principio lo puse, en inducción, al 8, pero cuando empezaba a hervir le fui bajando el fuego hasta el 6.5 durante 30 minutos. De vez en cuando flotan algunos huesos que se han escapado, se retiran.

Cuando comienza a hervir, si se pone el fuego muy alto salpica y te puedes quemar, sobretodo cuando el líquido esté un poco más espeso. Una vez terminada la cocción, en la misma olla lo batimos muy bien con la batidora. Cogemos los tarros y vamos vertiendo el contenido, los cerramos fuerte y los ponemos boca abajo hasta que se enfríen. Listo. No los hiervo después porque el azúcar ya actúa como conservante.