Primero pochamos la cebolla junto con el ajo troceado y la calabaza en la sartén con el aceite de oliva. Salpimentamos a nuestro gusto. A continuación lo trituramos todo para después añadirlo a la masa de croquetas mientras se va haciendo para que se integre bien.

En la misma sartén añadimos la mantequilla y vamos haciendo la bechamel. Primero se dora la harina tamizada y se va añadiendo la leche poco a poco. Al momento incorporamos la cebolla y la calabaza triturada previamente y la nuez moscada. Seguimos removiendo con cuidado para que no nos queden grumos.

Seguidamente le agregamos el las lonchas de pavo cocido troceadas, el queso azul y un par de tranchetes de queso fundido que le van a dar una textura más cremosa y van a contrarrestar el fuerte sabor del queso azul.

Y seguimos removiendo poco a poco hasta obtener una masa sin grumos con la consistencia deseada. Tapamos la masa con film transparente y la dejamos reposar un par de horas mínimo, aunque lo ideal es de un día para otro para que quede más compacta y podamos formar mejor las croquetas.

Por último ya sólo queda pasar la masa por un poco de harina, después por huevo batido y finalmente por pan rallado. El paso de la harina primero es un truco buenísimo para que nos queden croquetas mucho más crujientes.

Esta vez las hemos frito en la freidora con aceite de girasol alto oleico, con la temperatura al máximo. Esto es fundamental para que no se salga el relleno mientras las freímos. Las colocamos sobre papel absorbente de cocina para eliminar el exceso de aceite y listas. Un bocado delicioso y lleno de sabor. Buen provecho a todos.