Lasaña de níscalos

Comenzamos con el sofrito. Para ello picamos la cebolla y la zanahoria y los cocinamos con un chorrito de aceite de oliva.

Cuando esté blandito, se añaden los níscalos. Debemos tenerlos bien limpitos para que no tengan restos de tierra.

Cuando los níscalos hayan reducido su tamaño, añadimos el perejil y el vaso de vino blanco. Dejamos que el alcohol se evapore.

Cuando el caldito haya reducido pero aún quede, retiramos del fuego y reservamos.

Es el turno de la bechamel. Para ello pondremos el aceite a calentar y una vez caliente, añadiremos la harina de poco en poco y removiendo con unas varillas. Es importante que durante toda la elaboración de la bechamel no dejéis de remover para que no se formen grumos.

Cuando hayáis echado toda la harina, hay que dejar cocinar unos minutos para que la harina se cocine.

Poco a poco vamos agregando la leche que tendremos caliente y no dejaremos de remover. Cuando la masa se separa de los bordes de la sartén es cuando está lista. Añadimos sal, nuez moscada y pimienta negra al gusto. Reservamos.

A continuación, una capa de níscalos seguida de la bechamel. Seguiremos con el mismo proceso hasta que se acaben los níscalos. En mi caso, me ha dado para dos pisos.

Introducimos al horno por 30 minutos a 220ºC ¡Y listo! A disfrutar