Pollo confitado al ajillo con palos de patatas fritas y mayonesa

Pasados los treinta minutos, le tiramos el agua, los ponemos en un colador y dejamos escurrir todo el agua hasta que quede completamente seco.
Una vez que los tengamos bien escurridos, cogemos el molinillo de pimienta y le picamos pimienta negra con generosidad y sal fina Marina en el mismo colador.
A continuación, volcamos los trozos en un bol con la parte de la pimienta que le picamos hacia abajo.

Seguidamente, le volvemos a picar pimienta con el molinillo y sal con moderación porque ya le pusimos en el agua.
A continuación, removemos bien con las manos y dejamos marinar durante diez minutos en el frigorífico.
Pasados los diez minutos, cogemos una cazuela baja, le añadimos el medio vaso de aceite de oliva y los cinco dientes de ajo.

A continuación, colocamos los trozos de pollo encima de los ajos y de esta forma no se nos van a quemar, porque la humedad de los trozos de pollo hacen que no se quemen y así no amargan. Bajamos el fuego al mínimo y dejamos confitar durante veinte minutos en la misma posición que lo hemos puesto.
Mientras tanto, pelamos las dos patatas, las enjuagamos y una vez escurridas, las cortamos en palos gruesos y los dejamos en el bol.

A continuación, cubrimos los palos de patatas con agua, le añadimos una cucharadita de sal fina Marina, removemos y reservamos en el frigorífico para que se salen.
Pasados los veinte minutos, nos fijamos si los trozos de pollo están traslúcidos por los lados y si es así.
Le damos la vuelta a los trozos de pollo con unas pinzas y dejamos confitar otros veinte minutos en la misma posición en la que le hemos dado la vuelta y con el fuego siempre al mínimo.

Pasados los veinte minutos, cogemos una cuchara de madera y los removemos para que no se queden pegados en el fondo de la cazuela, tapamos con la tapadera de la cazuela y dejamos cocinar unos cinco minutos tapados.
Mientras tanto, sacamos el bol de las patatas del frigorífico, le tiramos el agua salada y dejamos escurrir bien todo el agua.

Mientras tanto, cogemos un vaso batidor, le añadimos el huevo, el medio diente de ajo pequeño, el jengibre en polvo y una pizca de sal.
A continuación, le añadimos las diez cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra y 150 ml de aceite de girasol.
Seguidamente, metemos el brazo batidor en el fondo del vaso y lo dejamos quieto, a continuación, le damos a media potencia sin mover el brazo del fondo del vaso.

Cuando veamos que la mayonesa comienza aparecer por los bordes de la cuchilla, comenzamos a mover el brazo sin parar hasta que se forme la mayonesa. Esta es la mejor manera de hacer la mayonesa porque jamás se nos puede cortar.
Una vez hecha la mayonesa la pasamos a un recipiente y guardamos durante unos minutos en el congelador para que se enfríe un poco.
Cuando terminemos de freír los palos de patatas, las dejamos en un plato sobre papel absorbente.

Seguidamente, retiramos la cazuela de los trozos de pollo.
Por último, cogemos unas pinzas y pasamos los trozos de pollo a una fuente y los dejamos en un lado de la fuente junto con los ajos y en el otro lado, ponemos las patatas y un poco de mayonesa de jengibre y listo.