Troceamos las verduras. Yo he aprovechado también los trocos del brócoli y casi todo de los espárragos: solo he quitado un trocito de la parte más dura. Como se cuecen, quedan blandos y así no se desperdicia comida.

Echamos en una olla agua hasta la mitad, sal al gusto y la media pastilla de caldo. Lo ponemos a hervir y, cuando entre en ebullición, echamos las verduras. Dejamos que se cuezan hasta que estén blanditas.

Una vez estén cocidas, las ponemos en el vaso batidor y vamos añadiendo el caldo poco a poco hasta que la crema tenga la consistencia que nos guste.

Lo volvemos a echar en la olla y añadimos la mantequilla o margarina, una pizca de pimienta y el queso rallado. Removemos y lo dejamos un rato al fuego para que se derritan la mantequilla y el queso.

Ya solo queda tomarla bien calentita. Que aproveche 😀