(α)
Me llamo Reyes, y soy una Yorkshire Terrier toy.
Me llamo así porque fui un regalo inesperado el día de Reyes, pero de todos modos tengo muchos muchos apodos, y respondo por cada uno de ellos.
Al llegar era casi toda negrita y a penas pesaba medio kilo, según me dicen llegue con muy mal genio y era ya, bastante, lista —ya sabía apartarme de los pies humanos y cuidarme de las puertas—. Ahora soy rubia, con melena hasta el suelo, y con un neceser a rebosar de horquillas, pinzas, gomitas…
Todo lo que sé lo aprendí de mi familia, y ahora que mis padres adoptivos no están, soy la jefa de mi clan. Cuido de cuatro aquí dentro de casa, e imparto orden y justicia con los mastines del jardín —aunque ya se sabe, la Justicia es ciega—.
Desde hace unos meses, duermo, además de con mi mamá, con quien será mi marido —la boda se celebrará en cuanto sea mayor de edad, ¡que ganas tengo!—.
No soy muy obediente, pero no lo puedo evitar. Entiendo todo lo que mis padres me dicen, pero en cuanto oigo mi nombre, siempre se me antoja que tengo que hacer algo antes de hacerles caso (no puedo evitarlo).
Mis padres, que saben que me encanta viajar, me llevan siempre que pueden. Adoro ir en coche, aunque sea a comprar el pan, y poder sacar la cabeza por la ventana cuando entramos en el barrio.
Hace unos meses estuve muy malita, pero ya me recupere y apenas se nota la cicatriz, aunque yo no me miro mucho la panzita para no asustarme.
Aquí comienzan mis relatos.

#MyLittleYorkysTale