Los huevos se separan las yemas de las claras. Las claras se reservan para al final, batirlas a punto de nieve y mezclarlas con la masa, es mejor dejar este paso el último. Las yemas se mezclan bien con el azúcar, una vez bien integrado se añade el vaso de leche, se mezcla y por último el aceite.

Esta mezcla se vuelca a un bol y se va añadiendo poco a poco la harina y levadura tamizada.

Una vez que tenemos la masa bien mezclado, es el momento de batir las claras a punto de nieve.

Y añadirlo a la masa con movimientos envolventes. Añadir la ralladura del limón.

Una vez que se ha integrado suavemente se vuelca en los moldes elegidos para hacer el bizcocho de la tarta.

Hornear unos 40 minutos, comprobar cocción pinchando no antes de 35 minutos y que salga seco. No os preocupéis si sube el bizcocho, pues al enfriarse se asentará.

Es el momento de preparar el relleno. Pelar, trocear y cocer la zanahoria con las ramas de canela.

Una vez un poco tierno, es mejor que quede algo más entero que demasiado cocido, sacar la zanahoria y triturarla con el azúcar y la yema (la clara sobrante se puede añadir al punto de nieve del bizcocho), si necesita algo de humedad el relleno, echar 1 o 2 cucharadas del caldo de cocer las zanahorias.

Una vez enfriando el bizcocho abrirlo por la mitad y extender la mitad del relleno, taparlo y cubrir la superficie de arriba con el resto del relleno. Se decora con coco rallado espolvoreado.

Se puede personalizar la tarta con un dibujo. Para ello dibujar la silueta elegida en una hoja del tamaño de la tarta y recortarlo, ponerlo encima del relleno de zanahoria. En este caso mi hijo eligió para su cumple un muñeco de Invizimal. Tener en cuenta que el dibujo debe distinguirse solo con la silueta.

Espolvorear el coco rallado, cubrir bien los bordes de la hoja y levantar el papel. El resultado será muy gracioso, podéis hacer cualquier diseño.

Esta tarta sorprende por su delicioso sabor, cremosidad y la frescura que aporta la zanahoria, de un día para otro está más rica aún.