A continuación picamos los ajos muy pequeños, con un utensilio de cocina para prensarlo o bien con el tradicional majado. Ponemos abundante aceite de oliva en la sartén y echamos los chocos bien troceados como se aprecia en la imagen. Salamos y los vamos cocinando a fuego medio.

Removemos para integrar los chocos con los ajitos y agregamos una buena cantidad de perejil fresco picado.

Es muy importante que el perejil sea fresco y usar una ñora como la de la foto, con media para tres personas tenemos más que suficiente. Su sabor tan característico enriquecerá muchísimo el plato. En cuanto a la guindilla solo usaremos una pequeña si nos gustan con un toque picante, fundamental para cualquier preparación al ajillo.

Lo dicho, ponemos la ñora y la guindilla, y dejamos que vaya soltando el jugo durante la cocción a fuego medio, así nos quedará una salsa buenísima. Transcurridos unos minutos incorporamos el vino blanco de Jerez, siempre un acierto para cocinar.

Vamos removiendo de vez en cuando, añadimos la pizca de pimentón dulce y esperamos a que reduzca la salsa. A mi me gusta echarle una pizca de harina para espesarla.

Apagamos el fuego, y mientras tanto cortamos las patatas en cuadraditos y las hervimos en el microondas en un recipiente lekué, con unas gotas de aceite, medio vaso de agua y sal. Unos 4 minutos y medio. Las pasamos a un recipiente de barro y las confitamos a fuego lento con un poco más de aceite de oliva.

Una vez listas las agregamos a los chocos al ajillo, removemos bien para que se integren todos los elementos y le ponemos un poco más de vino blanco, lo cocinamos a fuego muy lento unos cinco minutos más y ya estará en su punto.