Separamos las claras de las yemas.

Batimos las claras a punto de nieve con unas varillas eléctricas. Estarán en su punto cuando podamos dar la vuelta al cuenco y las claras no se caigan. Las reservamos en el frigorífico.

Fundimos el chocolate blanco en un recipiente al baño maría, pero sin que toque el agua. Le vamos dando vueltas con una espátula de silicona mientras de derrite. ** Si preferimos no derretir el chocolate al baño maría, tenemos la opción de hacerlo utilizando el microondas, para ello ponemos el chocolate en un cuenco amplio en el microondas a 800 vatios, dos tandas de 40 segundos con una pausa entre una y otra de 20 segundos para remover.

Cuando esté fundido, añadimos el queso crema y mezclamos con la espátula de silicona hasta que esté completamente uniforme. Reservamos.

Retiramos del fuego el recipiente y añadimos las yemas de los huevos y continuamos mezclando bien con la espátula.

Por último, incorporamos un tercio de las claras montadas y mezclamos con movimientos envolventes. Añadimos la mitad de las claras que nos quedan y volvemos a mezclar y por último añadimos las claras montadas que faltan y mezclamos de nuevo despacio hasta tener una mezcla uniforme.

Engrasamos un molde de 26 cms preferiblemente alto, con un poco de mantequilla. En la receta original emplean un molde de cristal. Si el molde es de silicona, no es preciso engrasarlo previamente. Si el molde no es muy alto, podemos forrar los laterales con papel vegetal.

Echamos la mezcla en el molde.

Precalentamos el horno a 170º C durante 12 minutos.

Ponemos el molde dentro de una fuente de horno con unos 2 cms de agua caliente. Introducimos la fuente con el molde dentro, en el horno. Lo colocamos un poco por debajo de la media altura del horno, para que la parte de arriba no se haga demasiado.