Pimientos italianos rellenos de bacalao

lacocinademinia.es
lacocinademinia.es @lacocinademinia
Santiago de Compostela

Cuando se habla de pimientos rellenos, normalmente pensamos en pimientos del piquillo, pero hay otras clases de pimientos que son muy agradecidos con esta preparación, sobre todo si son caseros, como es el caso, ya que je me los ha regalado mi amiga Sandra.

Además, en el caso de los pimientos italianos, gracias a su suave piel, ni siquiera es necesario retirársela, pues no molesta.

Una forma nueva de tomar los pimientos rellenos que seguro que os sorprenderá.

En este caso he aprovechado una salsa de pimientos del piquillo que tenía hecha para un bacalao, pero se puede hacer a propósito para esta preparación, ya que es muy rápida de hacer.

Leer más
Editar receta
Ver informe
Compartir

Ingredientes

120 minutos
4 raciones
  1. 8pimientos italianos
  2. 50 grsaceite
  3. 50 grsharina
  4. 150 grsleche
  5. 0.5cebolla
  6. 150 grsbacalao desalado y desmigado
  7. Sal
  8. Pimienta
  9. Nuez moscada
  10. Salsa de pimientos del piquillo de la receta de bacalao con pimientos del piquillo

Paso a paso

120 minutos
  1. 1

    Lavamos y metemos en el horno a 180ºC los pimientos con un chorro de aceite de oliva. Dejaremos que se hagan durante una media hora, evitando que se tuesten. Sabremos que están cuando veamos que la piel del pimiento empieza a cuartearse. Entonces lo retiramos del horno y reservamos. en el caso de utilizar otro tipo de pimientos, conviene taparlos con un trapo nada más salir del horno para que la piel se separe bien de la carne del pimiento. En este caso, como la piel es muy fina, se puede dejar, ya que no va a molestar.

  2. 2

    En una sartén echamos el aceite y lo pondremos al fuego hasta que alcance temperatura.

  3. 3

    Una vez caliente el aceite se le agrega la harina, removiendo bien para que quede totalmente integrada. Dejaremos a fuego a media potencia durante unos cinco minutos para evitar que la harina tenga sabor a crudo.

  4. 4

    Una vez que hayan pasado los cinco minutos, agregaremos la leche poco a poco y removiendo bien para evitar que se hagan grumos. Echaremos la sal, pimienta y nuez moscada. Dejaremos que se haga a fuego medio durante unos 20 minutos, removiendo bastante para que nos se hagan los temidos grumos.

  5. 5

    Cuando esté lista la bechamel añadimos el pescado y lo tendremos a fuego medio durante cinco minutos.

  6. 6

    Dejaremos que enfríe, más que nada para no quemarnos a la hora de rellenar los pimientos.

  7. 7

    Con los pimientos fríos, retiramos sus semillas y tallo y, por esta abertura, los rellenamos de la bechamel.

  8. 8

    Se ponen en una fuente para el horno y se cubren con la salsa de piquillo. Metemos en el horno a 180ºC durante 15 minutos, más que nada para que cojan temperatura. Se sirven calientes. Buen provecho

  9. 9

    Salsa de pimientos del piquillo: En una sartén ponemos un chorro de aceite y la cebolla y el ajo bien picaditos. Dejaremos que se hagan a fuego medio hasta que se ablanden. Añadimos los espárragos y los pimientos con el líquido del envase. No vamos a echarlo todo, no vaya a ser que nos quede demasiado líquida la salsa. Una vez hecha la salsa la pasamos por la batidora hasta que quede suave. Paso 3 Echamos un par de cucharadas de coñac y subimos el fuego al máximo para que evapore el alcohol. Bajamos el fuego y dejamos que se haga todo a fuego medio durante unos 20 minutos.

Reacciones

Editar receta
Ver informe
Compartir

Cooksnaps

¿Cómo te salió? Recomienda esta receta mandando tu Cooksnap

Caricatura gris dibujada a mano de una cámara y una sartén con estrellas saliendo de la sartén

Comentarios

Escrita por

lacocinademinia.es
lacocinademinia.es @lacocinademinia
Santiago de Compostela
Antes de nada os presento mi blog: http://www.lacocinademinia.es/Con esta página no pretendo sumar otra más al amplio mundo de páginas de recetas, sino que quiero ir algo más allá, a través de recuerdos, de reflexiones, trucos, consejos, gustos, etc. Al fin y al cabo, el momento de la cocina es un momento para estar con uno mismo y da lugar a pensar en infinidad de cosas.Mucha de la gente que ha pasado por mi mesa a comer me ha comentado la idea de abrir un restaurante…¡¡¡¡noooo!!! ¡Qué forma de odiar la cocina!. Al igual que me han insinuado que me presente a un concurso de cocina. Al próximo que me diga que me pesente a un concurso de cocina lo mando al Gran Hermano.Sí que es cierto que tengo dos estados diferentes en la cocina: disfrutándola- normalmente fines de semana y cuando viene gente a comer a casa-, y odiándola- cuando tengo que pensar TOOOODOS los días el menú del día siguiente-.Y cuando digo pensar, no sólo es pensar en lo que hacer de comer, sino repasar mentalmente los ingredientes que tengo en el congelador, en la nevera, en la despensa, los que tendría que comprar en caso necesario, en qué momento puedo ir a comprar, si antes o después de recoger a los niños en el cole, o entre que van a una clase o a otra,… ¡¡Lo odio!! Pero no por ello odio cocinar.Empecé este proyecto como terapia y porque, como dice mi madre, soy un “culo inquieto”. Siempre tengo que tener algo en mente y si supone un reto para mí, mejor. Como terapia, me ha servido, y con creces. Estoy teniendo mejor acogida de lo que esperaba y además, tengo a la familia encantada. Todos los días comen algo diferente. No os creáis que las fotos me las saco de internet, no. Las fotos son hechas por mí de platos cocinados por mí, lo cual me obliga a cocinar variado, aunque bien es cierto que no es muy diferente de lo que cocinaba anteriormente.
Leer más

Recetas similares