Otras veces ya os comente que no me gusta comprar la almendra molida porque suele venir mezclada coon otros productos. Da algo más de trbajo pero merece la pena tostala y molerla uno mismo. La ponemos en una bandeja de horno, la metemos unos 15' a 150°, hasta que dore.

Dejamos enfriar y la molemos fina.

La vamos poniendo en un bol, la mezclamos bien con el azúcar, ponemos el anís.

Vamos poniendo la yema y los huevos, sin bater, removemos con un tenedor y vamos amasando con las manos, conviene no poner todo el huevo a la vez, dependiendo del tipo de almendra y el tamaño de los huevos nos puede ablandar mucho la masa, esta tiene que formarun cordón de unos12 mm de diámetro al estirarla con las manos sobre la mesa.

Ponemos sobre la oblea un plato de 30 cm de diámetro, pasamos un cuchillo alrededor para cortarla, la colocamos sobre una bandeja que se pueda meter al horno, puede ser de cartón. Vamos estirando la masa y haciendo rosquillas que colocamos sobre la oblea, empezamos del centro hacia fuera. El agujero, lo rellenamos con una bola de la misma masa.

Continuamos con el trabajo hasta cubrir toda la oblea, los huecos pequeños que nos quedan al cocer se van rellenando. La podemos rematar con un cordón alrededor como podéis ver en la foto.

Llevamos al horno precalentado a 180° unos 15', con calor arriba y abajo hasta que quede dorada.

Dejamos enfriar. Y reposar, ya os comenté que los dulces con almendra, saben mejor cuando llevan unos días hechos que van endureciendo. Se conserva perfectamente 2 semanas. Como mejor se corta es doblándola con las manos. A pesar del trabajo que da, merece la pena disfrutarla. Si tenéis algún invitado especial que queráis sorprender no dudéis en hacerla.