Lentejas de mi abuelita

Tener paciencia, ya que es una receta que requiere mimo y tiempo. Podéis abriros una cerveza tranquilamente, lo disfrutaréis más.

Hay gente que prefiere poner las lentejas en remojo la noche anterior, otra no, así que, al gusto. Sea como fuere, ponemos las lentejas en una cazuela, y cubrimos bien de agua y le ponemos dos hojas de laurel y a fuego fuerte hasta que rompa a hervir.

Mientras, en un mortero machamos los dos dientes de ajo y la pastilla de starlux.

Cuando rompa a hervir, le incorporamos el machado del mortero, y le bajamos el fuego al mínimo, al 2/3, y que se vayan haciendo lentamente.

La idea es asustarla 2/3 veces. Asustarlas es, cuando veamos que se quedan sin agua (estar al loro no se os quemen), volver a cubrirlas otra vez con agua 1/2 dedos. Así varias veces.

Cuando veamos que la lenteja está, y aún hay caldo, sofreímos la media cebolla muy picada, y una vez que está dorada, le ponemos el pimentón, removemos y todo a la cazuela. Siempre le incorporo otro poquito de agua desde la misma sartén donde he pochado la cebolla, para recoger todo lo que queda del pimentón.

Aquí, al gusto, por norma, suelen salir unas lentejas espesas que es como a mí me gusta, pero podéis ponerlas más caldosas, o si os gustan más espesas pero aún tenéis caldo, es incorporar en la sartén un poco de harina, para incorporarla después.

El último paso es disfrutar de unas lentejas, que son eso, lentejas. Yo no se vosotros, pero desde luego, yo, si las voy a disfrutar. Y si alguien las hace, esta receta si, hacérmelo saber.