Separamos los ramilletes de la coliflor, desechamos el tronco. Lavamos y escurrimos, picamos con picadora fino o rallamos. Ponemos en un bol y llevamos al microondas durante 10 minutos.

Ponemos la coliflor en un escurridor o colador, presionamos con el cucharón que suelte agua y dejamos enfriar. Cuando esté ya fría la ponemos sobre un paño limpio y seco. Hacemos una bola con el paño, giramos sujetando con una mano, vamos apretando con la otra mano para que suelte el máximo de agua posible. Reservamos.

Hacemos la harina de almendra moliendo en picadora los 400 g de almendras (con piel). Si le queremos quitar la piel tendremos que hervir agua en una olla, sumergirlas durante un minuto, sacarlas sobre papel absorbente, dejar enfriar un poco y la piel saldrá fácilmente. Secar bien antes de triturarlas bien finas.

Separamos las claras de las yemas. Montamos las claras hasta que queden bien firmes. Reservamos. Precalentamos el horno a 180º. Engrasamos uno o dos moldes alargados y reservamos.

En un bol ponemos las yemas, añadimos la harina de almendra, el aceite, la levadura y la sal. Mezclamos todo bien con una cuchara al principio y luego con la mano hasta que quede una mezcla homogénea. Añadimos la coliflor (y los sabores opcionales secos).

Sacamos del horno, dejamos enfriar antes de consumir. Como sigue siendo bastante húmedo podemos tostar las rodajas en la tostadora.