Tritura bien las galletas y añade la mantequilla derretida. Integra hasta que quede una masa moldeable. Extiéndela sobre un molde cuadrado con los dedos o con apoyo de la base de una cuchara. En este caso usé un marco regulable y por ello tuve que forrar la base de la bandeja con papel de horno. Mi molde es de 14×24cm. Guárdala en la nevera.
Llena un cuenco con agua e hidrata las hojas de gelatina

En un bowl casca los huevos, añade el azúcar, el zumo y la ralladura. Lleva a baño maría y cuida que el agua de la olla no toque el bowl. Mientras calienta a fuego alto, no dejes de mezclar con unas varillas, poco a poco la crema irá cuajando (a partir de los 65º-70ºC). Retira las hojas de gelatina y sécalas con papel absorbente, añádelas a la preparación revolviendo hasta que se disuelvan. Aún cuando veas la textura deseada deja unos minutos más la crema en el fuego, sin dejar de revolver.

Saca del fuego y añade la mantequilla fría, revuelve hasta integrar. Esto le dará brillo y ayudará además a que baje la temperatura de la crema. Cuela la mezcla para evitar posibles grumos y cúbrela con film en contacto, refrigera por 20min para que tome un poco de consistencia. Sácala y vierte la crema sobre la base, refrigera por 4horas. Al momento de servir espolvorea un poco azúcar glass y porciónala. Reserva en la nevera.