La víspera ponemos los garbanzos en remojo.

Asamos al horno el pimiento rojo. Si tuviéramos barbacoa muchísimo mejor. Sino, y tenemos fuego de gas, podemos ahumarlo con el fogón y acabar de asarlo al horno. Dejamos enfriar antes de pelarlo y picarlo finom reservamos.

Al día siguiente ponemos abundante agua a calentar y cuando esté caliente ponemos los garbanzos que teníamos en remojo escurridos y las costillas junto con una hoja de laurel.

Dejamos cocer a chup chup suave espumando lo que sea necesario hasta que tengamos los garbanzos cocidos a nuestro gusto.

Reservamos por un lado los garbanzos escurridos, las costillas y el caldo resultante.

Colamos varias veces el caldo. Si tenemos una estameña mejor que mejor. Reservamos.

En una cazuela ponemos a pochar suavemente la cebolla y el ajo bien picado.

Mientras deshuesamos las costillas y picamos a cuchillo lo más pequeño que podamos.

Cuando empiece a estar transparente la cebolla, agregamos las costillas. Dejamos unos 10 o 15 minutos.

Añadimos después el pimiento, las especias y el tomate. Removemos bien y dejamos otros 15 o 20 minutos.

Después añadimos el vino y cubrimos con parte del caldo de la cocción. Dejamos cocer a chup chup, suave. Yo lo tuve 1h 30 minutos hasta que quede con una textura como una boloñesa seca.

Salpimentamos y añadimos los garbanzos. Dejamos calentar el conjunto. En este momento habrá que añadir más caldo de la cocción dependiendo de la textura que os guste.

A la hora de servir, quité la rama de tomillo y puse a calentar a fuego medio.

Mientas, mezclé en un bol un poco de queso feta en daditos, piparras, tomillo freso y pimienta.

Emplatamos una base de garbanzos (más o menos caldosos al gusto) y encima un poco de la mezcla anterior. ¡Os los recomiendo¡ ¡Riquísimos!