En una batidora moler la chía. Después mezclarla con la goma y el agua filtrada que se considere necesaria.

En un bol mezclar las harinas, la goma, el jengibre y la cúrcuma con unas varillas, formar un hueco en el centro, echar el agua y la mezcla de la chía en el hueco y volver a mezclar.

Amasar la masa con las manos hasta obtener una masa firme que no se pegue. Añadir más harina de maíz o agua si es necesario. Aquí la función del maíz es principalmente restar viscosidad al sarraceno para poder hacer mejor una masa firme.

Tapar el bol y dejar reposar la masa durante al menos 1 hora.

Espolvorear algo más de harina de maíz sobre una superficie plana, volver a amasar la masa con las manos y estirarla con un rodillo hasta que quede una lámina lo más fina posible (a mí me quedó gruesa).

Cortar los tallarines con el grosor y longitud deseados con un cuchillo (o con una máquina de pasta).

Hervir la pasta durante unos 10 minutos, removiendo de tanto en tanto para que no se pegue pero procurando no romperla porque será bastante frágil. O conservarla cruda en la nevera, preferiblemente en un recipiente hermético, y consumirla en un máximo recomandable de unos 5-7 días.