En esta ocasión, voy a dividir la elaboración en dos partes. Por un lado los ingredientes sólidos y por otro los líquidos. Cogemos la harina de avena, levadura, sal, bicarbonato y cacao en el mismo recipiente y lo mezclamos todo, lo reservamos para su posterior uso.

También, como comenté antes la harina la he procesado yo misma... siempre será más rica en nutrientes porque es únicamente avena integral molida (grano completo).

Echamos la miel y el plátano, lo batimos bien hasta que quede homogéneo; le añadimos el aguacate y el AOVE repetimos la operación, batimos todo bien.

En primer lugar cogemos el agua y lo calentamos, disolvemos el café soluble en ella y lo guardamos para luego. Ahora por otro lado nos ponemos con la parte líquida, cogemos un recipiente.

Vamos unificando y echando la harina poco a poco, removiendo con movimientos envolventes y así sucesivamente con mucho mimo hasta que mezclamos todo el contenido sólido en la masa.

Ahora le echamos las nueces troceadas y removemos lo removemos.

Ya ahora queda unificar la parte sólida y la líquida, aquí tenemos que hacerlo con mucho mimo y poquito a poco. Lo hice de forma manual para que no se destrozara la consistencia de la masa a la hora de subirse, para que quedase más esponjosa...

A mi me gusta hacerlo y dejarlo reposar unas horas, o hacerlo la noche de antes... el resultado es mucho más satisfactorio, ya solamente queda emplatar y disfrutar.

Yo le eché un poco de mermelada de piña (o alguna otra) que hice el otro día, éste paso es totalmente opcional según las preferencias de cada uno, y buenísimo. ¡¡Bon profit!!